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¿QUIÉN CUIDARÁ A THEMIS? CUANDO EL OFICIALISMO OBEDECE CIEGAMENTE Y LA OPOSICIÓN NO PROPONE, LA JUSTICIA QUEDA SOLA

  • Foto del escritor: Marlon Ruiz
    Marlon Ruiz
  • 16 abr
  • 4 Min. de lectura

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Cuando era tan solo un niño, con mi primera computadora a los 8 años, empecé a leer sobre historia, novelas y cuentos. Siempre decía que quería vivir momentos históricos, esos que marcan un antes y un después para el país y para el mundo. Tenía un gran anhelo de formar parte de la historia de mi país y de la historia universal, porque, al igual que la política, todos formamos parte de ella, sin importar el rol que desempeñemos.


Casi 20 años después, puedo decir con certeza que ese era uno de los tantos sueños ingenuos que tenía de infante.


Idealizaba demasiado la historia. O más bien, vivir LA HISTORIA. Ningún libro nos enseña que, antes de lo heroico, lo épico o lo transformador, viene el caos, la confusión y la vergüenza. Creo que el eslogan de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, "Juntos haremos historia", ha resultado más literal de lo que esperábamos. Están haciendo historia, sí, pero de la forma más vergonzosa posible. Menos heroica. Menos honrada.


Tenía la esperanza de que, durante la aprobación de la reforma al Poder Judicial, al menos algunos diputados o senadores de Morena hicieran las observaciones pertinentes. Que se detuvieran a corregir los vicios, contradicciones, incluso errores ortográficos que saltan a la vista en la minuta, pero no. Lo que presenciamos fue escalofriante: una maquinaria de obediencia ciega, donde ni un solo legislador del bloque oficialista se atrevió a disentir. Eso va más allá de la unidad interna. Eso es fanatismo.


Un fanatismo que, incluso cuando falla o cae en lo absurdo, se permite avanzar gracias a que la oposición es torpe, ineficaz y desarticulada.


Aquí es donde entra la otra mitad de la ecuación. La oposición: PRI, PAN, el extinto PRD, Movimiento Ciudadano. Todos son responsables. Llevan siete años sin aprender una sola lección sobre cómo ser una oposición real. No han sabido construir un nuevo proyecto de nación, ni fiscalizar con rigor desde la tesorería de un municipio que nadie ubica en la sierra de Chihuahua hasta las partidas presupuestales del Gobierno federal. No basta con despotricar contra el oficialismo. México necesita una oposición que cuestione, que proponga, que actúe.


Y no lo han hecho. No pueden pedirnos que salgamos a votar "para defender la democracia" cuando ellos mismos están más perdidos que un adolescente confundido en plena pubertad. No pueden exigirnos respaldo cuando no tienen rumbo ni unidad. Tuvieron la oportunidad de construir algo nuevo y sólido, pero terminaron sobornando y extorsionando a sus propios legisladores, muchos de los cuales acabaron en las filas del oficialismo. Miguel Ángel Yunes y los ex perredistas cuyos nombres ya no recuerdo de lo irrelevantes que son. 


Por eso me hago esta pregunta fundamental: ¿Quién cuidará a Themis?


El Estado ya ha dejado claro que no lo hará. La oposición tampoco. Se apoderaran del Poder Judicial y debilitarán lo poco que queda del Estado de derecho. Nadie entiende a la perfección cómo se llevará a cabo la elección de jueces. No hay transparencia. No hay claridad. La ciudadanía no elegirá por mérito ni por carrera, sino por migajas de pan y actos bufones de circo. Es el caldo de cultivo perfecto para fraguar el mayor fraude electoral en la historia de México. Y será un precedente para 2027 y 2030.


Como crítico de este proceso judicial electoral, llegué a considerar no participar en estas elecciones. Pero si el proceso ya es una simulación, solo se volverá más sólido si los críticos no participamos. Mientras tenga voz, vida y libertad, seguiré señalando lo absurdo y lo demagógico de este intento de proceso. Porque regalarles mi silencio sería igual que regalarles mi obediencia.


Tenemos una tarea muy importante. Por primera vez en mi vida, no creo que las cosas vayan a mejorar en el corto plazo. Todo apunta hacia un desastre político del cual todavía no sabemos ni cuándo ni cómo comenzará. Pero mientras tanto, tenemos algo más que una tarea: tenemos un deber. El deber de cuidar a Themis.

Porque quienes deberían cuidarla ya no lo harán. Nos tocará a nosotros.


Nosotros tendremos que darle cobijo y morada en nuestros hogares, cuando la desalojen de los tribunales y de la Suprema Corte. Y aunque parezca abrumador cuidar de alguien tan ciega como Themis, hay muchos referentes en este país que nos muestran cómo hacerlo:


Ese padre de familia que saca adelante a sus hijos y esposa, es un protector de Themis. Ese joven estudiante de Derecho que sueña con ser un abogado honrado, es un protector de Themis. Las madres buscadoras de desaparecidos y víctimas de feminicidio, son protectoras de Themis. El espíritu de don Homero Gómez sigue protegiendo a Themis, como protegió a las mariposas monarca en vida.


Y ese niño de 8 años que, frente a su primera computadora, soñaba con un México mejor... ese niño sigue vivo en mí. Y también protegerá a Themis, con uñas y dientes.


P.D. Si no sabes quién es Themis, eres la principal razón por la que no quería que aprobaran la reforma al Poder Judicial.

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