MÉXICO VS LA CENSURA: UNA HISTORIA SIN FINAL
- Astrid Ivonne Santiago Salas
- 7 jul
- 3 Min. de lectura

En la mayoría de los casos, cuando decidimos estudiar periodismo o comunicación lo hacemos con el firme compromiso de cambiar a nuestro país, de hablarle a la población de temas que solamente “unos cuantos se atreven”. Pero jamás te imaginarías que la razón principal por la que no se mencionan estos temas es el miedo a que atenten contra su vida o con la de sus seres queridos.
Cuando hablamos de censura, podemos remitirnos a la época antigua y pareciera que la historia se replica de una manera tan parecida que es aterrador pensar que la evolución de la libertad de expresión no ha progresado y solo han cambiado los actores y la forma en que se limita el derecho a usar la voz en múltiples escenarios. Mientras en el Porfiriato podríamos encontrar a grandes articulistas y políticos de la época dando a conocer los sucesos más relevantes del gobierno por medio del Diario oficial del Estado, el famoso “El imparcial” y por otro lado tenían a “El hijo del ahuizote” que a pesar de la cesura denunció mientras pudo los abusos del gobierno. Sin embargo, este último experimentó clausura de publicaciones críticas, persecución de periodistas y manipulación de información.
En un México contemporáneo y con un periodismo convergente que vio la luz del internet y las redes sociales, ahora la censura no se da con decretos presidenciales, sin embargo el problema parece ser el mismo: la violación a la libertad de expresión. Ahora por medio de campañas de desprestigio, presión a medios locales y persecución a periodistas que de alguna manera tratan de mantener informada a la sociedad en un mundo que sobre estimula a la audiencia con exceso de contenido. Tomemos en cuenta que la censura no solo limita al que habla, sino al que escucha y al que quiere pensar diferente, pero por miedo a las consecuencias no lo hace y en algunos casos prefiere no saber y aceptar las versiones “permitidas” por el poder.
Si en nuestra Constitución, en el artículo 6° se garantiza nuestro derecho a la libertad de expresión, las preguntas a plantearnos deberían ser: ¿De qué sirve un derecho si no se ejerce plenamente?, ¿de qué sirve la libertad si se vive con miedo?
Afortunadamente hoy tenemos herramientas que no se pensaban en épocas antiguas con respecto a la libertad de expresión, pero para utilizarlas con responsabilidad lo primero que tenemos que hacer es informarnos de manera constante que nos lleve a un ejercicio de crítica en donde se juzgue lo que los periodistas – de profesión o ciudadanos – puedan emitir y con base en nuestro criterio alzar la voz por lo que creemos que está bien desde una perspectiva más lógica y menos irracional.
Es importante destacar que acciones como el hecho que se respeten los Derechos de niñas, niños y adolescentes, así como la posibilidad de que una mujer participe en un maratón fueron derechos que se conquistaron, no se dieron de buena voluntad sin que hubiera un grupo de personas que levantaran la voz incansablemente.
El no preocuparnos por el derecho a la libertad de expresión en la educación, la política, el periodismo, la cultura y la participación ciudadana puede limitar la creatividad y la innovación poniendo en riesgo la visión de algunas universidades y medios de comunicación poniendo en riesgo la pluralidad de voces que se escuchan en espacios específicos en los que hoy se necesita la participación constante de los ciudadanos.
Yo no quiero decirte que creas en algo en específico, sino que el Derecho a la libertad de expresión le ha costado muchas vidas a México y no me refiero únicamente en la época más reciente sino desde que México buscó estructura, desde que la sociedad se dio cuenta que algo no funcionaba y decidió alzar la voz para hablar de esos temas que no se desarrollaban de manera sencilla, que eran incómodos pero urgentes de abordar.
Hoy es necesario construir una democracia real defendiendo uno de los derechos más importantes de la humanidad… El Derecho a la libertad de expresión.
Comments