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¿ESTAMOS UNIDOS ANTE ESTADOS UNIDOS?

  • Foto del escritor: David Joel Bonora
    David Joel Bonora
  • 27 ene
  • 4 Min. de lectura

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Quiero plantearte una pregunta que considero crucial: ¿Qué opinas sobre lo que estamos viviendo? Parece que el día que muchos temíamos finalmente llegó. El 20 de enero de 2025, un personaje polémico y divisivo en la política global asumió la presidencia de Estados Unidos: Donald Trump.


Desde su llegada a la Casa Blanca, ha dejado claro que sus intenciones no solo son controversiales, sino también perjudiciales para México, nuestro país. Sus declaraciones, que a menudo parecen más ocurrencias que propuestas serias para transformar su nación, están cargadas de racismo y representan una amenaza directa a nuestra soberanía.


En su primer día como presidente, firmó una serie de decretos, entre los cuales hay dos que impactan gravemente a México. Primero, decidió imponer un arancel del 25% a todas las exportaciones mexicanas, una medida que golpea directamente nuestra economía. Segundo, anunció una ofensiva contra los trabajadores migrantes mexicanos que actualmente viven y laboran en Estados Unidos, una acción que pone en peligro a miles de familias que contribuyen tanto aquí como allá.


Es crucial reflexionar sobre el impacto que las intenciones del nuevo presidente de Estados Unidos podrían tener en el bienestar de la República Mexicana. Las acciones y declaraciones de Donald Trump sugieren una visión expansionista que, aunque parece absurda en pleno siglo XXI, él mismo ha respaldado públicamente. Su interés por adquirir Groenlandia o incluso anexar Canadá como el estado número 51 de la Unión Americana no solo sorprende, sino que también inquieta profundamente.


Las críticas no se han hecho esperar. En México, Estados Unidos y a nivel mundial, la indignación ha sido rotunda. Muchos interpretan estas ideas como un intento de restaurar el dominio global del "imperio estadounidense", una estrategia que pone en riesgo el equilibrio geopolítico y la soberanía de diversas naciones.


Mientras tanto, en México, los legisladores y los partidos políticos enfrentan una intensa discusión sobre cómo abordar esta problemática. Resulta preocupante observar que un sector de la oposición parece inclinado a aceptar lo que Estados Unidos propone, lo que abre un debate crucial sobre el futuro de nuestra autonomía como nación.


La indignación que vemos hoy no solo proviene de las acciones del nuevo presidente estadounidense, sino también de las críticas internas hacia el gobierno mexicano. La oposición ha cuestionado duramente la recepción de personas migrantes deportadas, una postura que, en mi opinión, resulta deplorable. En este momento, México necesita unidad. Es esencial que respaldemos a la presidenta Claudia Sheinbaum para enfrentar esta grave situación, ya que los migrantes y trabajadores deportados han sido un pilar para nuestra economía. Su esfuerzo ha impulsado al país mediante las remesas, contribuyendo enormemente al bienestar nacional.


Criticar las acciones del gobierno es parte de la democracia, pero atacarlas de forma desmedida y denostarlas cruza la línea hacia la traición a la patria. A esto se suma un comunicado reciente del presidente del PRI, “Alito Moreno”, quien responsabiliza a Morena de las decisiones de Donald Trump. Esta acusación es insostenible, considerando que Trump es ampliamente conocido por sus posturas racistas y su resentimiento hacia los mexicanos.


Entre sus medidas más dañinas, destacan los aranceles del 25% que pretende imponer a las exportaciones mexicanas. Esto no solo encarecería productos esenciales para los sectores industrial y de servicios, sino que también busca desviar la inversión estadounidense que actualmente beneficia a México, especialmente a favor de estados como Texas. Este estado, en particular, ha competido con México por atraer capitales, lo que ahora podría intensificarse bajo las políticas del nuevo presidente estadounidense.


Además, algunos sectores de la oposición siguen atrapados en la derrota electoral del 2 de junio. Fue un resultado abrumador y contundente, una decisión que el pueblo de México expresó claramente y que debe respetarse conforme a los valores democráticos que todos los partidos políticos están llamados a defender.


Sin embargo, el discurso de la oposición hoy parece ser más divisor que constructivo. En un momento tan crítico como este, cuando enfrentamos desafíos externos tan grandes, deberíamos estar más unidos que nunca. Es fundamental dejar de lado las camisetas ideológicas y priorizar el interés nacional, porque el costo de mantener estas divisiones podría ser demasiado alto.


Con un presidente estadounidense que permanecerá en el cargo durante los próximos cuatro años y que ya ha demostrado actitudes hostiles hacia nuestro país, México no puede permitirse una postura vulnerable o fragmentada. La unidad no es solo deseable, sino necesaria para proteger nuestra soberanía y afrontar los retos que están por venir.


Es importante reflexionar sobre cómo los sectores opositores están manejando sus discursos políticos. No podemos olvidar una lección clave de nuestra historia: en el siglo XIX, el Partido Conservador buscó el apoyo de Napoleón III para derrocar a Benito Juárez e imponer una monarquía extranjera en México. Aquellos que pidieron esa intervención son recordados como auténticos traidores a la patria, y su actuar casi lleva a la desaparición de nuestro país. Solo gracias a la astucia de Juárez y la valentía de los verdaderos patriotas, México logró resistir y expulsar la amenaza extranjera.


En este 2025, no podemos permitir que algo similar vuelva a ocurrir. Como mexicanos, debemos asumir una postura firme: ¡No a la injerencia extranjera!, ¡No a las amenazas de un país que ya nos arrebató más de la mitad de nuestro territorio! Este es el momento de unirnos en defensa de nuestra soberanía, dejando atrás divisiones ideológicas.


Es hora de que los jóvenes asumamos un rol activo en difundir este mensaje entre nuestra generación. Las contiendas políticas vendrán más adelante, y los partidos tendrán que reconstruirse, pero ahora el compromiso debe ser claro: proteger al Estado mexicano ante cualquier intento de debilitarlo. No podemos permitir que intereses externos ni internos pongan en riesgo la integridad de nuestra nación.


En este momento tan crítico, creo firmemente que cometer divisiones internas sería un error. Por eso, te invito a reflexionar, seas joven, adulto, o un trabajador migrante que ha luchado desde lejos por el bienestar de México. Este es el momento de recordar tu nacionalismo, de sentir con orgullo las palabras de nuestro Himno Nacional.


“Mexicanos al grito de guerra” no es solo una estrofa; es un llamado a la unidad y a la defensa de nuestra soberanía. Hoy más que nunca debemos estar juntos, dejando de lado nuestras diferencias, para enfrentar las amenazas externas que desafían nuestra dignidad como nación.


La unión nos hará fuertes ante cualquier intento de sometimiento. México siempre ha salido adelante cuando su gente recuerda lo que significa ser mexicano.

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