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ESCENARIOS DEL PRÓXIMO PERIODO DE SESIONES EN EL CONGRESO DE LA UNIÓN: PLAN C ¿EL ÚLTIMO ACTO DE LA DEMOCRACIA?

  • Foto del escritor: Roberto Altamirano
    Roberto Altamirano
  • 11 feb
  • 3 Min. de lectura

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El prólogo de esta tragicomedia llamada “Congreso de la Unión” está por comenzar con el segundo periodo de sesiones de las Cámaras, y los Grupos Parlamentarios se preparan para decidir el camino de la agenda política del país desde la máxima tribuna, y como es de esperarse en un sistema presidencial, preponderan los temas promovidos desde el Ejecutivo. Así lo sentenció el coordinador del Grupo Parlamentario de Morena, Ricardo Monreal “Después de toda una serie de reformas que ha anunciado la presidenta Claudia Sheinbaum… son, cuando menos, 73 ordenamientos jurídicos a los que nos tenemos que someter…. No sé si podamos cumplir con todas, pero tenemos un paquete como de 25 prioritarias, que es las que vamos a darle primero atención para cumplir con los transitorios de la Constitución que fueron reformados el pasado periodo de sesiones”.


No es una sorpresa dado que resulta evidente que el rumbo del partido guinda se dirige a todo babor a la culminación del famoso “Plan C”. Ya hemos visto la punta del Iceberg con la Reforma Judicial, así como otros temas concernientes la elevación a rango constitucional de los apoyos económicos dirigidos a jóvenes, impulso a proyectos ferroviarios y la devolución del carácter público de empresas estratégicas como Pemex y CFE, pero aún queda carne en el asador de la 4T, y hay un corte jugoso que aún no ha visto cocción que es la reforma electoral, ¿de qué va esta propuesta? la Titular del Ejecutivo expuso algunos puntos en su conferencia mañanera del pasado 17 de enero. El propósito de dichas iniciativas va en relación con eliminar el nepotismo en los cargos de elección popular, la no reelección, la reducción del financiamiento a partidos políticos y en los costos de las elecciones y la desaparición de las listas plurinominales en el Congreso.


¿Qué podemos esperar? Del primer punto considero que es una buena intención de primeras impresiones. No podemos negar el nepotismo que existe tanto en cargos de elección popular como en el servicio público, apellidos que están tan afianzados al poder que parece que tienen raíces en los puestos (los Monreal Ávila, los Yunes, los Alcalde Luján, etc.) por lo que, de aplicarse imparcialmente esta medida, resulta más que necesaria para lograr una verdadera democratización de la Administración Pública.


Respecto a la no reelección, en el caso particular de presidentes municipales, lo percibo más como un desacierto. Si bien nuestra Constitución mantiene esta prohibición para ciertos cargos (gobernadores y presidente de la República), el que permita la posibilidad de reelegir hasta por un periodo más a los alcaldes, brinda las condiciones necesarias para crear estabilidad institucional, puesto que los periodos de 3 años no siempre son suficientes para consolidar un proyecto político y conseguir los cambios estructurales que requiere una localidad.


No ahondaré en temas de financiamiento de partidos porque eso da material para otro artículo, pero el que sí quiero exponer como una preocupación latente es la desaparición de los plurinominales. A manera de recordatorio, los plurinominales o representación proporcional es el “principio de elección basado en la asignación de cargos de representación popular tomando como base el porcentaje de votos obtenidos por un partido político en una región geográfica”, es decir, dependiendo del número de votos obtenidos en un espacio geográfico delimitado, es el número de diputaciones/senadurías que se le otorga a los partidos políticos. 


Esta figura nace con la reforma electoral de 1977 y la razón de su existencia es la de asegurar la representación de las minorías para garantizar la pluralidad política dentro del órgano legislativo. ¿Pero por qué son importantes? Hay quienes dicen que estos deben de desaparecer, porque le cuestan bastante al Estado y otros más siguen la vertiente de que al no ser electos por el voto popular, carecen de legitimidad. Lo cierto es que estos cargos son más sustanciales de lo que pareciera a simple vista, y culmino con un ejemplo práctico para que dimensionemos su relevancia. 


De la presente Legislatura de la Cámara de Diputados: contemos únicamente los números de Mayoría Relativa (voto directo); la coalición “Sigamos haciendo historia” conformada por Morena, PVEM y PT tendría un total de 256 diputados electos, mientras que los partidos de oposición (PRI, PAN y MC) juntos apenas juntarían 43 diputados electos. Síntesis: un desbalance abismal del poder a favor del partido oficial. ¿Será esta la estocada final a la democracia o es que aún no llegamos al fondo del Iceberg?

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