ENTRE LA URGENCIA Y LA ESPERANZA: REFORMAS QUE BUSCAN A LOS QUE FALTAN
- Michelle Martínez

- 20 abr
- 2 Min. de lectura

En México, hablar de personas desaparecidas es abrir una herida que sigue viva. Más de 100 mil nombres, rostros, historias que se esfumaron entre el silencio y la impunidad. Durante años, este tema ha sido tratado con tibieza por las autoridades. Pero hoy, algo empieza a moverse. Las reformas legislativas en materia de seguridad y desapariciones comienzan a tomar forma, y aunque aún queda un largo camino, es momento de hablar de lo que ya se está haciendo… y lo que aún falta.
¿QUÉ ESTÁ CAMBIANDO?
En el periodo de los últimos meses, la actividad legislativa del Congreso ha logrado la toma de distintas medidas de reforma encaminadas a una mejora de la búsqueda de personas desaparecidas, al tiempo que ha potenciado la coordinación de las distintas autoridades en el ámbito de la búsqueda de personas desaparecidas y la defensa de los derechos de las víctimas y sus familias.
La creación del Centro Nacional de Identificación Humana, que tiene como objetivo la sistematización a nivel nacional de la información genética y forense, ha sido una de las más destacadas, constituyendo un paso más para llegar a simplificar la identificación de cuerpos y restos médicos encontrados en fosas comunes, a menudo perdidos en la burocracia.
Otra de las reformas relevantes es la modificación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada, que trata de robustecer a las comisiones de búsqueda estatales, dotándolas de medios y capacidades operativas. Pues lo cierto es que, sin presupuesto y sin personal capacitado, ninguna ley sirve de nada.
También se mejora el protocolo de actuación inmediata, se eliminan los vicios de la antigua escuela que exigían esperar 72 horas para levantar una denuncia, o que desechaban la desaparición si precedía un pasado delictivo. Hoy, la regla es clara: toda persona tiene el derecho a ser buscada.
LO LEGAL NO BASTA SI NO CAMBIA LO REAL
No obstante, las normas por sí mismas no resuelven problemas. Implementar estas reformas es el verdadero desafío. Para ello, hace falta voluntad política, seguimiento ciudadano y un compromiso firme con la verdad y la justicia, muchos hogares siguen padeciendo obstáculos en las administraciones, negligencias y hasta represalias por exigir respuestas, las reformas tienen que dar lugar a una existencia real, a un trato digno, a unos resultados tangible.
La seguridad también requiere una revisión desde otra perspectiva. No solo se necesitan más patrullas o más cámaras. Es necesario volver a tejer los tejidos sociales, invertir en prevención, en educación, y en justicia. Cada persona desparecida representa no sólo un delito sino un fracaso comunitario del Estado.
¿Y NOSOTROS QUÉ?
Como ciudadanos, como miembros de la comunidad, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Informarnos, dar voz a las personas que siguen buscando, exigir transparencia, acompañar a grupos ciudadanos puede marcar la diferencia. No sólo es una cuestión de leyes, sino de humanidad, de ser conscientes de que detrás de cada reforma se encuentra el llanto de una madre que sigue buscando, de un hermano que no olvida, de una comunidad que aún espera.
¿Estas reformas van en la dirección correcta? ¿Qué más se debería cambiar? Te invito a dejar tu comentario, compartir este artículo y seguir informándote. Solo así, desde la empatía y la acción, podremos construir un país donde nadie tenga que buscar solo.






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