CAMPAÑAS JUDICIALES: ENTRE LA DESIDIA Y LA DESHONRA
- Maximiliano Cardona Ángeles

- 16 abr
- 2 Min. de lectura

Las campañas judiciales se encuentran próximas a cumplir las dos semanas desde que el Instituto Nacional Electoral (INE) dio luz verde a todos los candidatos que aspiran a los cargos de jueces, magistrados y ministras del Poder Judicial de la Federación.
En un texto de nuestra autoría publicado con anterioridad, advertíamos algunos de los problemas que representaría la presente elección judicial que acontece en México. Entre algunos de ellos se encontraba las amplias y demasiadas restricciones que tendrían las y los candidatos al momento de realizar su debida campaña, teniendo que recurrir únicamente a sus propios medios y presupuestos.
Otra de las restricciones —que no fue mencionada en nuestro anterior texto— fue la prohibición para con los servidores públicos, de poder difundir o promocionar la mencionada elección judicial, es decir, todas las personas al servicio del Estado (diputados, senadores, presidentes municipales, regidores e inclusive la Presidenta de la Republica) no podrían realizar algún tipo de mención referente a llamar al voto de la ciudadanía para el próximo 1 de junio.
Sin embargo, al momento de redactar las presentes líneas el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en su sesión del día 9 de abril de 2025, aprobó un proyecto en el cual se planteó que todos los funcionarios públicos tuvieran la posibilidad de promover la elección judicial, aunque respetando estrictamente los principios de equidad e imparcialidad para con todos los candidatos y candidatas.
Lo antes mencionado podría representar una pequeña o gran arma de doble filo, más que nada para todos aquellos que tendrían macabros y oscuros intereses en algún o algunos candidatos de su apego. Ya que como es sabido, el partido político color guinda que gobierna el país, tiene fluctuantes y muy grandes intereses en tener o poseer un nuevo Poder Judicial, que traducido en palabras lisas, llanas y directas; desea intensamente cooptar a las judicaturas y magistraturas para beneficio propio.
En otro sentido, seria dable mencionar las constantes, hostigantes y hasta desagradables promociones por parte de algunas y algunos candidatos que aspiran a pertenecer al Poder Judicial Federal. Cayendo pues en un circo plagado de maroma, promesas y teatro.
Recordemos que una judicatura, una magistratura y más que nada, un puesto de ministro o ministra en nuestro más Alto Tribunal que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no es equiparable a una diputación o a una senaduría —con el debido respeto hacia la loable y trascendente labor legislativa que realizan los legisladores en una democracia constitucional—. Tales puestos requieren forzosamente de una preparación amplia, haciendo referencia específicamente a la experiencia jurisdiccional en órganos encargados de impartir justicia a la sociedad, no siendo suficiente el tener un amplio perfil académico, actitudes amables o la simple voluntad de prometer cosas que jamás podrán cumplir.
Es por ello que aprovecho el presente espacio mediante la palabra escrita, para invitarles a que analicen, conozcan, revisen, reflexionen y pregunten lo que sea necesario, para que su próximo voto del 1 de junio sea un voto consiente, informado y de mucho valor.
El futuro de la justicia en México se encontrará en seis boletas multicolor plagadas de distintos nombres, pero más allá de ello, se encontrará en nuestra capacidad de raciocinio y nuestro poder “democrático” de decisión.






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